La osteocondrosis es una lesión degenerativa-distrófica común que afecta los discos intervertebrales, las vértebras adyacentes y los ligamentos cercanos.
La enfermedad no se desarrolla de inmediato, se desarrolla a lo largo de muchos años y la aparición puede ocurrir a una edad bastante temprana (18 a 20 años) y consta de varias etapas:
- Etapa I: "grietas" en el anillo fibroso y movimiento intradiscal del núcleo pulposo, pero aún no hay signos radiológicos;
- Etapa II: el núcleo pulposo continúa deteriorándose, la altura del disco disminuye, el anillo fibroso se "seca", la articulación intervertebral afectada se vuelve inestable y, para compensar esto, los músculos de la espalda están en constante tensión, lo que provoca dolor y " exceso de trabajo", aparecen signos de osteocondrosis en sus rayos X;
- Etapa III: el disco se rompe, el núcleo pulposo prolapsado forma una hernia, la etapa se caracteriza por una gran cantidad de síntomas neurológicos, inflamación y edema;
- Etapa IV: los elementos adyacentes de la articulación están involucrados en la lesión.
La osteocondrosis de la columna también puede ocurrir en diferentes partes de la columna, y dependiendo de esto, existen diferentes nombres:
- cervical: localizada con mayor frecuencia entre la quinta y séptima vértebra cervical (la articulación más móvil);
- tórax: una variante que se manifiesta con dolor que puede confundirse con enfermedades de otros órganos del tórax;
- lumbar: el tipo más común debido a la mayor movilidad de esta sección y la carga que se le aplica;
- general: involucra varias secciones (por ejemplo, cervicotorácica).
Razones para el desarrollo de la osteocondrosis.
No existe una teoría integral que explique completamente la causa de esta enfermedad. Es multifactorial, por lo que se necesita una tendencia como desencadenante y un complejo de estímulos internos y externos para su manifestación.
Factores de riesgo exógenos:
- el estrés excesivo, el trabajo físico, los riesgos laborales (mover objetos pesados) son causas comunes de osteocondrosis en los hombres;
- lesiones de la médula;
- curvas cerradas y desiguales, curvas del cuerpo, giros;
- trabajo sedentario, inactividad física;
- movimientos repetitivos constantes (llevar un bolso en el mismo hombro, inclinar la cabeza hacia la oreja mientras habla por teléfono);
- condiciones climáticas.
Factores de riesgo endógenos:
- sexo masculino (la osteocondrosis ocurre con menos frecuencia en mujeres);
- alto y con sobrepeso;
- anomalías del desarrollo del sistema musculoesquelético, debilidad de los músculos de la espalda;
- postura pobre;
- enfermedades de los pies (artrosis, pie plano);
- violación del trofismo de las articulaciones intervertebrales;
- patologías de los órganos internos.
Síntomas de la osteocondrosis.
Síntomas típicos de esta enfermedad: dolor en la columna y músculos en reposo, limitación de movimientos, "fatiga" de la zona afectada. El paciente se recuesta en una silla, se apoya en las manos, intenta no estar de pie durante mucho tiempo o frota y amasa para aliviar la tensión muscular, tratando de "aflojarla". Dependiendo de la ubicación, el dolor puede ser ligeramente diferente y se añaden síntomas nuevos y más específicos.
Con la osteocondrosis cervical, se producirán sensaciones desagradables en la región occipital o en el cuello, que se intensifican al inclinarse o girar la cabeza. Hormigueo o ardor en dedos y palmas debido a la compresión de las raíces nerviosas, y en daños más graves, puede haber limitación en su movimiento.
Pero el principal peligro es que en esta zona hay arterias importantes que suministran sangre al cerebro cerca de la columna vertebral. Poco a poco se van comprimiendo, por lo que este tipo de osteocondrosis se caracteriza por mareos y "manchas" delante de los ojos debido a una nutrición insuficiente del órgano principal del cuerpo.
Entre todos los tipos de osteocondrosis, el daño a la región torácica es menos común que otros y es difícil de diagnosticar. El dolor en esta zona es similar al dolor cardíaco, pulmonar, esofágico o neuralgia. Por tanto, los pacientes acuden primero a cardiólogos, gastroenterólogos o neumólogos, evitando a los médicos de la especialidad que necesitan hasta que se descarten todas las demás patologías o hasta que se sospeche de osteocondrosis torácica. El malestar se localiza entre los omóplatos, se intensifica al doblarse, se puede sentir un nudo en la garganta o dificultad para respirar, entumecimiento en el pecho.
El tipo más común y típico es la osteocondrosis lumbar. Sus síntomas se asocian con mayor frecuencia a esta enfermedad: dolor adolorido en la región del mismo nombre, que se agrava al girar, agacharse o estar de pie durante mucho tiempo, y puede extenderse a una o ambas piernas.
Diagnóstico de osteocondrosis.
El médico comienza recogiendo quejas y anamnesis (familiares, de vida y de enfermedad), en las que se analiza la presencia de predisposición, factores de riesgo externos e internos, la relación de los síntomas y el curso de la lesión.
La inspección consiste en:
- neuroortopédico, donde se evalúan funciones estáticas y dinámicas de la columna (postura, presencia de escoliosis, tono muscular y rango de movimiento de articulaciones intervertebrales y extremidades);
- neurológico: determinación de la calidad de los síndromes vertebrogénicos reflejos y compresivos, funciones motoras y sensoriales, trofismo tisular.
El método de diagnóstico instrumental más simple y accesible de la osteocondrosis de cualquier parte de la columna (cervical, torácica o lumbar) son los estudios de rayos X sin contraste y sin contraste (discografía, venospondilografía), que revelan el estrechamiento de los discos intervertebrales, el nivel de ruptura. condición de protrusión y vasos sanguíneos. Un poco menos a menudo se utiliza una resonancia magnética más informativa, con la que se puede evaluar con precisión el grado de daño al disco intervertebral, el tamaño de la hernia, la presencia de compresión de la médula espinal, las raíces y los tejidos circundantes. . Si la resonancia magnética está contraindicada, se reemplaza por una tomografía computarizada, que determina la posición de las vértebras, el canal espinal y la calcificación de los ligamentos.
Tratamiento de la osteocondrosis
En primer lugar, es necesario reducir tantos factores de riesgo como sea posible que haya descubierto el médico durante el examen. Elimine las cargas axiales, limite la gravedad de los objetos en movimiento, a veces cambie el trabajo traumático asociado con el trabajo físico, pierda peso si tiene sobrepeso, si está físicamente inactivo, incluya un mínimo de deportes en su horario diario. Esto sólo ayudará a reducir ligeramente el grado de dolor y el riesgo de complicaciones por osteocondrosis, aunque difícilmente ralentizará su desarrollo.
El tratamiento debe ser integral y combinar no sólo métodos farmacológicos, sino también diversos tipos de efectos sobre los músculos vertebrales y la propia columna. No puede tomar pastillas para la osteocondrosis por su cuenta y esperar recuperarse; cualquier procedimiento y medicamento solo puede ser recetado por un neurólogo. El especialista basa sus recomendaciones en cada situación concreta y en las características individuales del paciente, para que el tratamiento no provoque más sufrimiento que la propia enfermedad.
Está indicada la terapia con ejercicios para la osteocondrosis, que inicialmente se realiza en una sala especial del hospital para que el médico pueda asegurarse de que el paciente realice correctamente los ejercicios indicados. La localización diferente de la lesión implica diferentes complejos destinados a mantener los músculos de la espalda, mejorar la circulación sanguínea y el trofismo de los discos intervertebrales y las propias vértebras y reducir la fricción.
El masaje terapéutico también tiene un efecto beneficioso sobre el curso de la enfermedad en la osteocondrosis, la fisioterapia, la terapia manual, la acupuntura, la osteopatía y la tracción espinal se realizan con precaución. El curso del tratamiento y sus métodos los determina el médico en función del grado de desarrollo de la lesión, la manifestación del dolor y las características individuales de cada caso específico.
Prevención de la osteocondrosis
Si toma medidas oportunas para prevenir el desarrollo de la enfermedad, es posible que su tratamiento nunca sea necesario. También es necesario abordarlo de manera integral: reducir los factores de riesgo enumerados de antemano (antes de que aparezca la ansiedad), tratar de distribuir la carga de manera uniforme, controlar la postura desde la infancia, tener una nutrición adecuada con todas las vitaminas necesarias y practicar deportes de apoyo con regularidad ( incluso, por ejemplo, nadar).
La gimnasia juega un papel importante en la prevención del desarrollo de la osteocondrosis: existen ejercicios especiales que reducen la carga sobre la columna. Puede consultar a un ortopedista o neuropatólogo sobre ellos.
Pero incluso los ejercicios matutinos habituales ayudarán a mantener el tono muscular, eliminar los espasmos y mejorar la circulación sanguínea, de modo que no se altere el trofismo de los discos interarticulares. Para prevenir el desarrollo de inactividad física en el trabajo sedentario, es necesario calentar periódicamente y realizar ejercicios indicados para la prevención de la osteocondrosis.